Cada vez que entraba a la U por el edificio L, tenía que tomar una gran bocanada de aire y casi aguantar la respiración para no respirar el humo del cigarro de los que se ponen a fumar en los pasillos a pesar que allí está el letrero de No Fumar, pero el pobre está de adorno.
Como sabemos, el humo de segunda mano afecta más a los fumadores pasivos. Tengo una amiga que decidió fumar para que le "afecte menos", bueno, allá ella.
El humo ahora no me afecta tanto como a principio de año, que sentía que me ahogaba, creo que ya me acostumbré. Parece que no hay más remedio que Ajo y Agua, a joderse y a aguantarse.
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